La manipulación y la persuasión pueden ser algo muy
parecido, pero existen unas diferencias importantes. Definimos la persuasión
como el acto de inducir o mover a alguien a creer algo o a actuar de una
determinada forma. Tenemos un ejemplo de ello Disney en este fragmento de El
Rey León.
La manipulación es
esencialmente lo mismo, pero el rasgo diferenciador es que la persona que es
objeto de la misma no sabe que se está produciendo, y esto es debido a la
naturaleza de las técnicas y los medios que se emplean en ello.
En esta
entrada vamos a hablar de cómo Disney ha manipulado –o podido manipular– a
través de sus películas mientras se clarifican los conceptos que tratamos.
La
manipulación puede darse oralmente, por supuesto. Es en esa situación cuando
hay que hacer énfasis en los elementos discursivos correctos de forma que el
tratamiento del lenguaje acompañe a nuestro cometido como manipuladores. Sin
embargo, ahora estamos hablando de un contexto audiovisual, que no es menos
efectivo. Los medios de comunicación están muy arraigados en nuestra vida desde
que somos pequeños: de hecho, todos tenemos películas y series de la infancia.
En éstas se han ido introduciendo algunos mensajes que hemos asumido inconscientemente.
Por ejemplo, el prototipo de mujer perfecta o Princesa Disney.
Aquí vemos una comparación de entre la silueta de una mujer
real y la silueta prototipo de las princesas Disney: